sábado, 12 de septiembre de 2015

--------------------------------------------------------EPÍLOGO--------------------------------------------------------
El puñal por la espalda

   Varios seguidores me preguntan (tras leer www.amigosidos.blogspot.com) por qué dejo ir amistades. Que amistad es "la de toda la vida", y que por eso vale la pena siempre recuperarla. Y estoy bastante de acuerdo, pero precisamente porque la vida es larga puede cambiar para mal. Tanto, que no valga la pena recuperarla sino bien recordarla. Bien... a resguardo.

   A ver... tú tienes una amistad de toda la vida. Un día cambia y se hace boxeador, y te comienza a pegar. En broma, pero se te notan los moretones, y le dices: "basta por favor". Y se disculpa, y lo disculpas inmediatamente. Luego sigue golpeándote, pero cada vez se disculpa y hay un cambio. Leve, pero cambio. Eso sí vale la pena. Vale la pena intentar. Porque al menos se puede dar cuenta.

   Distinto es no disculparse. Que te golpee, pero que la cuente cambiada. Enrevesada incluso... ¿vale la pena?. Eso ya no es boxeador. Eso ya es cuchillero avezado. "El puñal por la espalda" es precisamente herir, no disculparse, y contarla sin honestidad. Y ahí es donde vale la pena más bien alejarse, justamente aprovechando alguna de esas estocadas. Y créeme... eso es estocada asegurada.

   Te dolerá... Querrás decirle: oye, al menos discúlpate; ¡soy yo!. Recordarás épocas juntos, y asociarás canciones con su amistad. Pero serán todas tristes sobre el final. Porque prácticamente ya no es tu amigo. Puede seguir siendo amigo en el recuerdo. O al menos evitar la enemistad. Y eso se consigue tomando debida distancia. Aunque tú, por buena persona y estable, lo sigas queriendo. Por buena persona tú, lo recuerdes bien.

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